domingo, 10 de abril de 2011

El elefante y la hormiga

El agua corría mansamente,
el sol lucía en el orto del día,
se insinuaban alegres balidos de reconocimiento materno filial.
Pero, allí estaba ella, afrontando su destino.
La hojita se balanceaba alegremente, divertida.
Sus insinuantes eses lograban enamorar, entre gorjeo y gorjeo, al vigilante ruiseñor.
Pero, allí estaba ella, recorriendo de norte a sur y de este a oeste su limitada posesión.
Un ligero roce con una piedra del camino,
cielo santo, ¡qué placer!
una pequeña desviación en su camino,
nada que no estuviera escrito.
Continuaba su inexorable camino, y ...
la hormiguita recordaba la insinuante oferta del elefante:
"Si quieres ... , bájate las bragas"
Glu, glu, glu...

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