domingo, 5 de febrero de 2012

De mis soledades


Soledad invasora, 
dueña de mis dominios.
¡Aparta de mí este cáliz!
¡Déjame vivir un instante!

Déjame soñar con mundos nuevos, 
nuevas esperanzas.

Soledad que invades lo invadiible, 
olvídame por un momento, 
déjame soñar sueños nuevos,
nuevos horizontes,
nuevas tierras, quizás ya conocidas.

Silencio, suenan las campanadas.

Espero el renacer de la vida.

Atardecer

La tarde anochece lentamente,
mengua, decrece, aminora su luz.

¡Es la tarde de mi vida!
Y tú no estás, 
eres sólo un vago recuerdo,
atardeceres antiguos junto a ti, 
pasión desbordada, jadeos, ayes.

La luz desciende suavemente, lentamente, inexorable.

Y tú no estás

Recuerdos que nunca volverán a ser, fueron.

¿Pero fueron reales o irreales?
¿Existieron alguna vez?

Seguro que alguien los recuerda.

Preguntemos.

Lllega la noche, la tarde se aleja cansinamente.