Me repugnan las mentiras,
los amigos de juerga y pandereta,
los lacayos de la prepotencia, de las frases hechas, de la mentira.
Me repugnan muchas cosas
pero, sobre todas, la mentira.
Amigo, si eres mi amigo,¡nunca me engañes!
Dime la verdad en la cara.
Quizás no pueda soportarla.
Pero siempre será mejor que descubrir la maraña.
Amigo, o el que creía amigo,
¡no me conoces.!
Soy hombre cabal y derecho.
Lanza en ristre y adarga al brazo lucho contra mis fantasmas.
Fantasmitas que nada tienen que ver contigo,
mucho con mis telarañas.
Dios nos libre de esas compañas,
compañeritas del alma.
Bastante tengo con ellas,
no añadas más pesar a las añadas.
¡Ay de ti si osas profanar el templo de mi verdad!
Mal haya quien en promesas de hombres fía.
Ten cuidado caminante que el camino lleno de rosas que auguras,
espinas tiene bastantes.
Suficientes en número para frenar tus dislates,
y de sapiencia adecuada para desinflar el globo de arrumacos y contubernios con que aderezas tu estancia.
Amigo, o el que se llamaba mi amigo,
cambia el tercio.
Entiende que los que aquí andamos,
hemos andado larga distancia.
Que el cariño que te brindamos,
desprecio, transparencia, olvido, indiferencia, desaire, menosprecio...
pudieran volverse con igual facilidad y presteza.
Me repugnan las mentiras,
los amigos de juerga y pandereta.
los lacayos de la ignorancia.
Amigo, o el que se llamaba mi amigo,
otea el horizonte y elige bien el camino.
Ya conoces a Machado:
"Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar"